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domingo, 9 de marzo de 2014

MURIO EL PROTECTOR DE LOS LANZADORES


El pasado jueves, se anunció el fallecimiento a los 88 años de edad de uno de los hombres más influyentes en los últimos 50 años de béisbol: El doctor Frank Jobe, quien alteró positivamente la historia del béisbol cuando reemplazó el ligamento ulnar colateral del codo del lanzador Tommy John con un tendón de su antebrazo.


La carrera de John, quien ganó 164 juegos y lanzó 14 años luego de la cirugía, fue la primera de cientos que han sido salvadas gracias al procedimiento del cual fue pionero el Dr. Jobe. Hoy en día, aproximadamente uno de cada cuatro lanzadores de Grandes Ligas se han sometido al mismo.
Y no hay duda que la concepción del revolucionario procedimiento, que devuelve funcionalidad al codo de un pitcher luego del fallo definitivo del ligamento, es un legado de este médico que mantuvo un vínculo de más de 50 años con los Dodgers de los Angeles, iniciando en 1964 para luego convertirse en médico del equipo cuatro años después.
Su creatividad y capacidad profesional se combinaron con la férrea fuerza de voluntad de su paciente Tommy John, quien lo incitó a “inventar algo” que le permitiera mantenerse activo en el béisbol profesional.
Salvar la carrera de un amigo
Dato importante en la narración de esta historia: La relación de John y Jobe era de amistad primero y luego de médico-paciente, lo que creó la motivación extra en Jobe para buscar una solución.

Como el propio doctor declaró: “Mi intención no era practicar una cirugía que resultara revolucionaria. Más bien, trataba de salvar la carrera de un amigo”.
John había sido un exitoso lanzador para los Medias Blancas de Chicago y Dodgers de Los Angeles, quien en medio de su mejor temporada recibió una horrible noticia. Era el 17 de Julio de 1974, y el zurdo trabajaba contra los Expos de Montreal en Dodger Stadium, enfrentándose a Hal Breeden con corredores en primera y segunda. Hizo un lanzamiento que no llegó al home plate, sintiendo un dolor insoportable. El mencionado ligamento de su codo había resultado desgarrado.
Hasta ese momento, una lesión de tal magnitud era sentencia de muerte para la carrera de un lanzador. John, quien ya contaba con 124 victorias en su haber, decidió probar suerte en el quirófano, consciente de que la alternativa era retirarse.
Luego de la cirugía, el zurdo de los Dodgers se rehabilitó por 18 meses, regresó para la temporada de 1976 y ganó 10 juegos. Al año siguiente, tuvo marca de 20-7, 2.78 para convertir su “comeback” en una innegable realidad. John se mantuvo activo hasta los 46 años de edad. Su éxito y durabilidad cambiaron el baseball para siempre, extendiendo las carreras de infinidad de jugadores, principalmente pitchers.
Antes de aquel primer intento, el Dr. Jobe declaró que las posibilidades de regresar de su paciente pionero eran de un 1 %.  Hoy en día, la probabilidad de una total recuperación se estima entre un 85 y un 90%. Los avances han convertido la “Tommy John” (que  en realidad debiera llamarse “Procedimiento Jobe” o algo parecido) en un ejercicio de una hora, con un período de rehabilitación de alrededor de un año.
Según las estadísticas, uno de cada nueve lanzadores no estaría en el escenario sin este extraordinario avance, lo que haría aún más crítica la situación de escasez de brazos que hoy en día afecta el baseball.
Típicamente, los pacientes tienen un desempeño igual o mejor que antes, lo que queda reflejado en las lecturas del radar normalmente superiores a las de antes de la intervención. En aquellos casos cada vez menos frecuentes donde no se obtienen los resultados esperados, una razón repetitiva es que la rehabilitación no es llevada de acuerdo al programa del especialista.
Hershiser también fue beneficiario
En 1990, Jobe también extendió la carrera del entonces estelar de los Dodgers Orel Hershiser, desarrollando un innovador procedimiento del hombro que reducía el daño a los tejidos durante la operación. Luego de ver su permanencia en el juego en serio peligro, Hershiser pudo lanzar por otra década y la cirugía a que fue sometido ha sido frecuentemente practicada desde entonces.

En una declaración emitida el jueves, el antiguo lanzador expresó que el Dr. Jobe cambió su vida y le devolvió su carrera.
De la misma forma, su innovadora carrera tocó las vidas de estelares como Mariano Rivera, Chris Carpenter, A.J. Burnett, Tim Hudson, Adam Wainwright, Billy Wagner y Stephen Strasburg, entre decenas de pitchers.
El año pasado, el Salón de la Fama rindió tributo al Dr. Jobe en una ceremonia especial que debió ocurrir años antes. Aunque se hizo algo, entendemos que no fue suficiente. Los aportes de este hombre en el campo de la medicina deportiva son suficientes para convertirlo en inmortal del béisbol. Ojalá se creen los mecanismos necesarios para facilitar su acceso a Cooperstown.

Kevin Cabral 

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